Gárgolas con animales extraordinarios

Además de las figuras del león, el perro y el águila —los tres animales más representados en las gárgolas—, en ocasiones vemos en algunas gárgolas figuras de otros animales, gárgolas inusuales y singulares que atraen y fascinan igualmente a los transeúntes.

Ya hemos visto algunos de estos animales peculiares cuando hablamos de las gárgolas de Quito y las de Cork. Hoy os invitamos a ver algunos ejemplos de otros animales y a descubrir varios aspectos sobre su simbología.

 

Asno

La primera de las figuras de gárgolas que representan animales inusitados que vamos a ver es el asno. Además de aparecer en las representaciones de la Natividad y de la Entrada de Cristo en Jerusalén, el asno aparece en algunas leyendas de santos. Por ejemplo, en la vida de san Jerónimo se habla del asno que llevaba madera para el monasterio. También tiene una simbología negativa. Se dice que en mano de los artistas y escritores ha servido a Satán. La Edad Media cristiana hizo del asno el símbolo de la inteligencia relativa que no se deja convencer de la Verdad. También es emblema de obstinación e ignorancia y sirvió en la imaginería medieval como montura del demonio de la pereza. El asno aparece en otras representaciones, como por ejemplo en algunas sillerías de coro de nuestras catedrales (Plasencia, Zamora, Ciudad Rodrigo).

 

 

Jabalí

El jabalí es también un animal inusual en las gárgolas. En la Antigüedad simbolizaba el arrebato, la independencia irreductible y la intrepidez brutal. Para los guerreros celtas y posteriormente los de la Galia fue emblema militar, y para los druidas de Irlanda y de la Galia fue imagen de fuerza y supremacía intelectuales y espirituales. Sin embargo, el cristianismo fue muy severo con este animal, ya que fue considerado la “mala bestia” del Apocalipsis y el anticristo, y pasó a simbolizar la envidia, la brutalidad, y la lujuria (la hembra).

 

gargula

Monasterio de Batalha (Portugal)

 

Caballo

El caballo, aunque no es habitual verlo en las imágenes de gárgolas —destacamos no obstante que existe una gárgola muy expresiva del siglo XX en la Catedral Nacional de Washington—, sí aparece en otro tipo de representaciones como en el Bestiario de Oxford (1180-1220), o en el Roman de Fauvel (s. XIII). En la mitología antigua, el caballo era emblema del sol. En cuanto a su simbología negativa, en el Renacimiento era representado como símbolo de la lujuria. Esta interpretación está basada en Jer. 5, 8: “Eran como caballos alimentados por la mañana: cada cual relinchaba tras la mujer de su prójimo”.

 

 

Batracios

Entre las imágenes de gárgolas inhabituales, destacamos asimismo las que representan todo tipo de batracios. Entre ellos podemos ver el sapo, la rana y también alguno con aspecto de salamandra.

Debido a su repugnante aspecto, el sapo ha sido tratado injustamente por el hombre, olvidando que es un amigo útil y vigilante por su trabajo en horticultura como vermívoro o comedor de gusanos, aversión que probablemente ha influido en su simbolismo. En la simbología cristiana representa el vicio de la lujuria, la gula o la envidia. Pero el papel principal es el de representar al demonio.

En su aspecto positivo la rana fue, para los cristianos egipcios de los primeros siglos, símbolo de revivificación y resurrección humana. No obstante, al igual que el sapo, posteriormente se convirtió en símbolo de Satán —“espíritus inmundos como ranas” (Ap. 16, 13)— y de la lujuria. Este rechazo no sólo aparece en la Biblia, el Pseudo San Melitón (s. VIII) en su obra La Llave nos dice: “La rana es el demonio”. Tenemos otros ejemplos de representaciones de ranas en el Bestiario de El Escorial del siglo XIV, y en una gárgola de la Catedral de Washington.

Respecto a la salamandra, podemos decir a su favor que simboliza la justicia. El Physiologus, bestiario que se sitúa entre los siglos II y V, nos dice que si la salamandra se introdujera en una chimenea ardiente o en un horno de termas se extinguiría el fuego al instante, tal es su naturaleza. Con lo cual, con mayor razón los que viven según la justicia extinguirán el poder del fuego. También la vemos representada en el Bestiario de Oxford.

 

 

Murciélago

El murciélago es un animal vinculado a la simbología demoníaca. Orígenes (ss. II-III) simbolizó al murciélago como emblema de los herejes. En Poitou hay una leyenda que describe a Satán descendiendo con aspecto de murciélago en medio de una danza impía, donde los bailarines caen uno tras otro heridos de muerte por el simple roce de las alas. También aparece representado en manuscritos (Bestiario de El Escorial, Bestiario de Oxford), o en sillerías de coro como en la catedral de Poitiers del siglo XIII.

 

 

Aves

También hay gárgolas con aves como el loro, papagayo o búho.

Tanto el loro como el papagayo están bajo el dominio de Mercurio, planeta de los mensajeros, intelectuales y escritores. En los Emblemas morales de Covarrubias (1610), el papagayo simboliza al charlatán. Sobre el loro, Aristóteles (s. IV a. C.) nos dice: “Del pájaro indio, el loro, se dice que tiene una lengua como los hombres. Y, cuando ha bebido vino, se hace, si cabe, más desvergonzado aún”. Otros autores hacen asimismo referencia a este animal, como san Isidoro (ss. VI-VII), Plinio el Viejo (s. I), o Eliano (ss. II-III). El Bestiario Toscano (s. XIII) lo contempla como símbolo de Cristo.

El búho se considera también un atributo de Cristo que se sacrificó para salvar a la humanidad, esto explica la presencia de este animal en escenas de la Crucifixión. En su aspecto negativo, el búho, animal que se esconde en la oscuridad y teme la luz, simboliza a Satán. Así como el demonio engaña a la humanidad, se dice que el búho engaña a otras aves, haciéndolas caer en las trampas colocadas por los cazadores. El búho simboliza también la soledad, por ello se halla a veces en escenas de ermitaños en oración. Asimismo, su don más antiguo es el de la sabiduría, por lo que en ocasiones lo vemos en representaciones de san Jerónimo. El búho aparece también en otras artes, como por ejemplo en manuscritos (Bestiario del s. XIII).

 

gárgolas

Catedral de Palencia

 

La gran variedad de comportamientos de los animales nos proporciona una riqueza de valores que hace del reino animal una fuente inagotable de símbolos y significados. Sus facultades y poderes siempre han atraído al hombre, facultades que incluso ha envidiado y tratado de imitar. A lo largo de la historia, las representaciones de animales en todas las artes han hecho referencia a estos poderes, sirviendo como sabemos en muchos casos para simbolizar virtudes y defectos humanos. Sin embargo, Émile Mâle (1862-1954) nos dice que el hombre medieval representó a los animales en el arte debido a su amor por ellos, no por las alegorías. Su arte era natural, no simbólico, y en la mayoría de los casos tenía un valor puramente decorativo.

Y precisamente debido a mi gran amor por el reino animal, dedico esta primera entrada sobre las gárgolas con animales insólitos, a todos ellos.

 

 

 

Bibliografía consultada

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