Junto al león y al perro, el águila es uno de los tres animales reales más representados en las gárgolas. Ya vimos el simbolismo del león y del perro en entradas anteriores.

Hoy hablaremos del águila, la reina de las aves.

 

 

Grotesco Catedral Burgos (306)

Grotesco. Catedral de Burgos. Imagen 1.

 

 

El valor simbólico del águila lo encontramos desde la Antigüedad, en Asia central y después en el Oriente mediterráneo.

Para los hindúes era emblema de Vishnu (uno de los dioses más importantes del hinduismo), y en el arte de Caldea (región de Mesopotamia) aparece como el ave noble que acompaña al rey, que doma al león y que ayuda al Hércules caldeo en su lucha contra los monstruos.

En Grecia, Plutarco (historiador y filósofo, ss. I-II) nos dice que el águila es el ministro de Zeus; Plinio (escritor y naturalista, s. I) lo concibe incluso al amparo del rayo. Luciano (escritor, s. II) dice que estos pájaros pueden soportar el brillo del sol sin bajar los ojos, simbólicamente esto quiere decir que pueden contemplar la luz divina.

Símbolo cristológico, el águila cuando envejece busca una fuente, después sube hasta el sol, quemando así sus viejas plumas y la película que cubre sus turbios ojos, y desciende a la fuente sumergiéndose tres veces, renovando su juventud. Así el cristiano debe renovar su fe en la fuente de agua viva, que es la Palabra de Dios. En el cristianismo, el águila se convirtió tanto en imagen de Cristo como de los fieles, y la fábula en la que recobra su juventud simbolizó la resurrección del cristiano al igual que la de Dios.

Además, como sabemos, el águila es el atributo de San Juan Evangelista, y en un sentido general, representa la inspiración de los evangelios. Debido a esta interpretación simbólica, el atril para leer los evangelios tiene a menudo la forma de un águila.

Sobre su significado negativo, la imagen del águila fue a veces utilizada para representar a Satán. Una de las primeras imágenes para representar a Cristo -y por analogía al cristiano- fue el pez. De ahí las representaciones de un águila pisando o picoteando un pez para darle un significado demoníaco. En la Biblia aparece como ave inmunda, que no se podrá comer “por ser abominación” (Lev. 11, 13-14); o también asociada a la rapacidad y muerte: “Desde allí acecha a su presa, desde lejos la divisan sus ojos. Sus crías lamen sangre; donde haya muertos, allí está” (Job. 39, 29-30).

Por otra parte, y relacionado nuevamente con sus poderes positivos, el águila representa la generosidad. No importa cuán grande sea su hambre, siempre deja la mitad de su presa a los pájaros que la acompañan.

Dejando aparte su simbolismo, el águila es sin duda una de las aves más majestuosas del planeta y una de las creaciones más bellas de la Naturaleza.

 

 

 

Gárgolas

 

Gárgola Basílica del Sagrado Voto Nacional (Quito, Ecuador) (307)

Basílica del Sagrado Voto Nacional de Quito (Ecuador). Imagen 2.

 

Gárgola Catedral Astorga (308)

Catedral de Astorga. Imagen 3.

 

Gárgola Catedral Braga (Portugal) (309)

Catedral de Braga (Portugal). Imagen 4.

 

Gárgola Catedral Bruselas (Bélgica) (310)

Catedral de Bruselas (Bélgica). Imagen 5. 

 

Gárgola Catedral Burdeos (Francia) (311)

Catedral de Burdeos (Francia). Imagen 6.

 

Gárgola Catedral Burgos (312)

Catedral de Burgos. Imagen 7.

 

Gárgola Catedral Cork (Irlanda) (313)

Catedral de Cork (Irlanda). Imagen 8. 

 

Gárgola Catedral Palencia (314)

Catedral de Palencia. Imagen 9.

 

Gárgola Catedral Salamanca (315)

Catedral de Salamanca. Imagen 10.

 

Gárgola Catedral Salamanca (316)

Catedral de Salamanca. Imagen 11. 

 

 

 

 

Bibliografía consultada

CHARBONNEAU-LASSAY, L., El bestiario de Cristo. El simbolismo animal en la Antigüedad y la Edad Media, vols. I y II, Palma de Mallorca, José J. de Olañeta, Editor, 1997.

FERGUSON, G., Signs & symbols in Christian Art, New York, Oxford University Press, 1961.

GRIVOT, D., Le diable dans la cathedrale, Paris, Editions Morel, 1960.

MALAXECHEVERRÍA, I., Bestiario medieval, edición y traducción del inglés de I. Malaxecheverría, Madrid, Ediciones Siruela, S. A., 2008.

 

 

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