Viajamos de nuevo a Francia, país de maravillosas gárgolas, para descubrir unas muy especiales y diferentes. Están en la ciudad de Cahors, en la región de Occitania, ubicadas en la catedral de Saint-Etienne. Esta catedral (siglo XII al XV), de estilos románico y gótico, aparte de sus soberbias cúpulas, posee un claustro impresionante.

 

qué son gárgolas

Catedral de Cahors (Francia).

 

Además de las gárgolas, se puede ver una gran cantidad de canecillos y grotescos o quimeras por varias zonas de la catedral, con figuras muy curiosas e interesantes, tanto en la forma como en la temática.

 

gargolas

Grotesco.

 

 

Las gárgolas

Las gárgolas, aunque algunas están desgastadas y deterioradas (las que están en muy mal estado no las mostraremos), son merecedoras de ver con detenimiento. Iremos descubriéndolas una a una, estableciendo a veces una tipología orientativa, ya que, hay que destacar que es difícil precisar una tipología exacta en algunas de ellas, no solo por el desgaste, sino porque vemos en varias una combinación de elementos híbridos que las confiere una tipología dudosa, o al menos fusionada con otra, por lo que algunas pueden pertenecer a más de una tipología.

 

significado de gargolas

 

Empezamos con la representación de un simio, con la mano derecha en la cara (barbilla) y la izquierda apoyada en la rodilla. Debajo de la figura hay un bulto, no se aprecia bien por el desgaste, que podría ser una criaturilla. Es habitual ver gárgolas con pequeñas criaturas, a veces crías mamando de un mamífero representado, y otras pequeños acompañantes de contenido maléfico o demoníaco (siempre situadas en las partes bajas y “vergonzosas”).

La siguiente está muy desgastada, pero podemos ver el contorno, aparentemente humano, de la cabeza y las manos que se lleva a la boca. Parece estar sentado o en cuclillas.

 

 

En otra vemos una mujer, con los brazos a lo largo del cuerpo, desnuda (se ven los senos), y con un tocado tipo medieval en la cabeza.

La siguiente es una magnífica harpía, una figura sencilla y de una gran belleza escultórica.

 

 

Seguidamente, tenemos una figura humana, vestida, de cabeza grotesca y un tanto monstruosa, que se lleva la mano derecha al cuello/pecho, y la izquierda a la barriga redonda y abultada (también podría ser vestimenta).

Continuando con las gárgolas humanas, hay una figura de hombre, desnudo y mostrando los genitales, en cuclillas y con los brazos apoyados en la cornisa.

 

 

Un monstruo animal, híbrido de varias partes de animales, tiene cuerpo de ave y cabeza con gran boca y orejas. Siendo una gárgola sencilla, es muy expresiva por el gesto feroz que le confiere un aspecto demoníaco, por lo que también podría considerarse un pequeño demonio. Las patas acaban en espiral, un toque fantástico a la ya imaginaria e irreal figura.

También con orejas, en este caso puntiagudas, hay un tremendo y expresivo demonio, sentado o en cuclillas, que se agarra, con manos humanas, las patas traseras.

 

 

Las siguientes son difíciles de reconocer. Unas tienen elementos que forman parte de la tipología de humanos (vestimenta, brazos, rostros), y otras a la de animales. El desgaste complica clasificarlas con certeza.

 

 

Las últimas son tres gárgolas impresionantes, tanto en la forma como en la temática.  La primera es un carnero rampante, con cola que asoma y cabeza absolutamente demoníaca.

La segunda es un perro con collar. En esta figura vemos nuevamente elementos híbridos, ya que tiene cabeza y collar de perro, pero el cuerpo es humano, sobre todo en la postura y gestos de las manos y piernas, por lo que también podría considerarse un antropomorfo.

Por último, tenemos un hombre desnudo, con una rodilla apoyada en el suelo y las manos en la cara.

 

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Demonio.

 

gargolas dolores herrero

Antropomorfo.

 

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Hombre.

 

A menudo, descubrimos gárgolas totalmente diferentes y únicas, como las que acabamos de ver. A pesar del deterioro de algunas, se puede vislumbrar que todas ellas fueron, en su origen, gárgolas magníficas. Y el desgaste no impide apreciar su expresividad y su calidad formal y tipológica.

Las gárgolas de Cahors poseen algo misterioso y oculto, algo encubierto por ese velo que las envuelve, ese mágico musgo de verde fresco e intenso que enmascara, como una cortina, el deterioro provocado por el tiempo.

 

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