En la entrada de hoy nos vamos de nuevo a Francia. En esta ocasión visitamos la localidad de Mirepoix, situada en la región de Occitania.
El lugar es encantador, medieval y mágico para el transeúnte. Una de sus maravillas arquitectónicas es la Catedral de St. Maurice. Iniciada a finales del siglo XIII y restaurada en el XIX por Viollet-le-Duc, esta catedral es sin duda uno de los atractivos de la ciudad. Y sus gárgolas, un referente para los que nos encantan estas figuras.
En ocasiones es difícil clasificar las gárgolas, ya que algunas pueden pertenecer a más de una tipología. Esto ocurre con las gárgolas de la catedral de Mirepoix, ya que prácticamente en todas ellas hay un componente demoníaco. Hay algunas figuras que son claramente demonios, pero en otros animales híbridos y en antropomorfos vemos igualmente elementos de carácter diabólico.
Generalmente, la figura predominante en las gárgolas de edificios religiosos es el demonio. Esta preponderancia muestra la dicotomía entre el bien y lo sagrado (interior del templo) y el mal y lo profano (exterior del templo), además de la idea de la necesidad que existía en la Edad Media de mostrar el mal ante la colectividad. Este predominio se ha mantenido en el neogótico, habiéndonos dejado gárgolas tan maravillosas. Un buen ejemplo en nuestro país lo tenemos en la catedral de León.
La libertad del escultor se reflejaba, ya desde la Edad Media, en las imágenes del demonio. Éste podía adoptar cualquier forma, la imaginación del artista era infinita.
Como vimos en su día, algunos demonios poseen partes de animales. Por ello, en muchas ocasiones, vemos demonios con cuerpo de cuadrúpedo, pico y alas de ave, cabezas perrunas o leoninas, etc. No olvidemos que, tal y como se describe en los bestiarios, los animales reales y fantásticos poseen valores tanto positivos como negativos. Uno de los simbolismos negativos es el de ser emblema de Satán.
Comenzaremos por tanto con las figuras de demonios. Las dos primeras gárgolas que os mostramos son dos demonios con cabeza perruna. El primero tiene largas garras en los pies, manos humanas hacia atrás y, como elemento chocante en la lisura del cuerpo, un pelaje lacio en el pecho que rompe la uniformidad de la piel. El segundo tiene garras, perilla, grandes dientes y colmillos, y parte del cuerpo con escamas o piel dragontina.
Hay dos demonios con pico de ave. El primero tiene además orejas puntiagudas, cuerpo de cuadrúpedo, largas garras y alas de quiróptero. El segundo tiene un cuerno frontal, alas de murciélago y cuello dragontino.
Un demonio con aspecto de chivo, con larga perilla, cuernos, pezuñas en las patas delanteras y garras en las traseras, tráquea marcada y alas de quiróptero sorprende por su originalidad.
Otro con alas, cuello dragontino y pezuñas muestra enormes orejas que recuerdan a los panocios, “todo orejas”, humanos con grandes pabellones auditivos y uno de los pueblos más extraordinarios y grotescos del que ya hablaron los griegos. Ctesias de Cnido (s. V a. C.) hablaba de un pueblo que habitaba en las montañas de la India, cuyos habitantes podían cubrirse los brazos y la espalda con las orejas. En el mundo latino, aparecen citados en la obra de Megasthenes, Estrabón, Plinio, Solino y Pomponio Mela. En general, los sitúan en la zona continental de Escitia, por eso a veces se les denomina escitas. También aparecen en las obras de San Isidoro y Rábano Mauro.
El siguiente tiene cuerpo de cuadrúpedo, cuello dragontino, colmillos, cejas prominentes y alas de quiróptero. El gesto es feroz.
Un demonio antropomorfo, con cabeza animalesca, perilla y cejas salientes, sostiene en sus manos una estaca. Algunos demonios portan una especie de vara o estaca, probablemente como alusión a la rebañadera o garfio de tenedor que sustituyó al tridente, que se usaba para golpear a los criminales, algo de lo que probablemente fueron testigos los artistas plasmándolo en las representaciones artísticas, como en los juicios finales medievales.
Finalmente, vemos otro con gesto fiero, orejas puntiagudas, cuello dragontino y alas.
El primer monstruo animal, híbrido compuesto por varias partes de animales, tiene cejas prominentes, alas y patas traseras con garras; carece de patas delanteras, dando la impresión de estar insertadas en el cuerpo. Otro tiene morro leonino, colmillos, pupilas verticales, alas y cuerpo rayado con forma de escamas.
Un cuadrúpedo con tráquea sobresaliente, alas pequeñas, colmillos y larga cola que asoma por delante, muestra un gesto agresivo. También vemos otro con pelaje en el cuello que rompe nuevamente con la lisura del cuerpo.
Asimismo, hay un híbrido con cuartos traseros de cuadrúpedo, alas, cabeza de animal con aire grotesco y ubres. En ocasiones vemos gárgolas que representan animales con ubres de las que maman crías o, en el caso de demonios u otras criaturas monstruosas, pequeños seres de significado maléfico. En este caso, no hay criaturilla.
También vemos varios perros alados con formas y estilo escultórico diferentes.
Finalmente, destacamos dos gárgolas que, aunque las hemos englobado en la tipología de monstruo animal, poseen asimismo un aire demoníaco, por lo que se podrían incluir en ambas tipologías. El primero es un cuadrúpedo alado con cuello dragontino; y el segundo, un animal de aspecto perruno y con pelaje un tanto desgreñado (elemento demoníaco) hacia atrás.
Los antropomorfos son muy singulares. Hay uno con cabeza humana y grandes facciones; tiene patas con garras y cuerpo dragontino. Otro con cuerpo de animal alado y cola que asoma, es diferente y sorprendente; tiene cabello (flequillo) y también grandes rasgos.
El último es fascinante, tiene cuerpo de cuadrúpedo y cabeza humana con tocado medieval.
Hay dos gárgolas que podríamos catalogar como animales fantásticos o mitológicos. La primera es un híbrido animal-humano, tiene cabeza de mujer y cuerpo de ave. Está ataviada con adornos (collar, diadema), una figura exótica. Un antropomorfo que podría ser claramente una harpía, ser mitológico que simboliza el mal y la lujuria.
La segunda de las criaturas que semeja un animal fabuloso es una gárgola que podría representar un grifo. El grifo es un animal mitológico, mitad águila y mitad león. La representación del grifo se remonta a la Antigüedad (Babilonia, Persia, India antigua). Posee los atributos del león (rey de la tierra) y del águila (reina del aire). En la simbología cristiana es uno de los mejores emblemas de la doble naturaleza de Cristo: el busto de águila representa su divinidad y el cuerpo de león representa su humanidad. En cuanto a sus poderes negativos, el grifo representó a menudo a Satán por su pico de rapaz y sus garras de depredador.
Entre los animales reales tenemos dos leones, uno con cara de aspecto ligeramente antropomorfo, pequeñas pupilas y cola que asoma; y otro con grandes garras y costillas marcadas.
También hay un animal de aire simiesco, con la pata delantera en el pecho, un gesto que recuerda a la gárgola de la rana amorosa de la catedral de Salamanca.
Asimismo, destacamos la figura de un perro con pelaje y hojas tipo acanto decorando el cuerpo y que recuerda a algunas gárgolas de la catedral de Burgos. Es una gárgola impresionante.
Finalmente, vemos la figura de un jabalí. En el cristianismo fue considerado la “mala bestia” del Apocalipsis y el anticristo, y pasó a simbolizar la envidia, la brutalidad y la lujuria (la hembra).
Por último, como figura humana, tenemos un hombre desnudo, con la mano derecha en la garganta, que lleva una corona. A veces nos encontramos gárgolas que representan seres con una mano en la garganta. Este gesto ha sido descrito como el signo de la orden de los oficiales artesanos de la Francia medieval (signe à l´ordre du compagnon): en ese caso, aparecería con la mano colocada de manera que el pulgar forma un ángulo recto a modo de escuadra. Otra interpretación estaría relacionada con la advertencia de los peligros del mal uso de todo aquello que pasa por la garganta (comida, bebida, palabras); o también vinculado a la manzana de Adán y Eva y su recuerdo al Pecado Original y a la Caída. El gesto del rostro es expresivo, de aflicción.
Las gárgolas de Mirepoix son un ejemplo de variedad formal y tipológica excelente. Algunas de ellas tienen una gran expresividad y plasticidad. Si viajáis por Occitania, pasad por Mirepoix. Además de sus gárgolas, la ciudad es un deleite para los visitantes. La belleza y la magia impregnan esta bonita localidad de nuestro país vecino.
Bibliografía consultada
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WARD, L. y STEEDS, W., Demonios. Visión del Diablo en el Arte, Madrid, Edilupa Ediciones, 2007.
Doctora en Historia del Arte e Investigadora especializada en el estudio de las gárgolas.
Soy Dolores Herrero Ferrio y mi Tesis, Aproximación al estudio de las gárgolas de las catedrales góticas de Castilla y León, está dedicada al estudio de estas fascinantes figuras.
Si te gustan las gárgolas y la historia del arte, te gustará también mi libro, «La gárgola y su iconografía», un libro que he escrito con todo mi cariño para personas interesadas en conocer el mundo de las gárgolas.
He creado mi propia Enciclopedia de Gárgolas, una Gargopedia para compartirla con vosotros, donde vais a descubrir todos los secretos y maravillas de estas enigmáticas esculturas.
Espero que disfrutéis de esta Gargopedia tanto como yo he disfrutado creándola, y recordad que cada gárgola tiene una historia que contar, y aquí las descubriréis todas.