Gargopedia

Las excepcionales gárgolas de la Catedral de Segovia

La catedral de Segovia se construyó entre los siglos XVI y XVIII. Se considera uno de los mejores ejemplos de la pervivencia de la arquitectura gótica del siglo XVI.

En 1520 la catedral sufrió graves daños y se planteó reconstruirla o edificarla de nuevo en otro lugar. En 1523, Carlos I autorizó la construcción de una nueva catedral. Y el 8 de junio de 1525 se colocó la primera piedra. En ella trabajaron arquitectos magníficos e ilustres como Juan Gil de Hontañón, Rodrigo Gil de Hontañón (s. XVI) o el arquitecto del barroco segoviano Pedro de Brizuela (s. XVII), entre otros. Todos ellos maestros excelentes que añadieron además elementos de otros estilos, lo que convierte a la seo segoviana en una joya de nuestro patrimonio artístico.

 

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Las gárgolas

 

A continuación, vamos a ver, por tipologías, las fantásticas gárgolas de la catedral. Algunas de ellas llevan un caño largo de metal en la boca decorado con cabeza con dientes de sierra y crestas.

Comenzamos por los animales, donde podemos ver leones y un perro con gesto al acecho.

 

 

Los monstruos animales son, sobre todo, leones alados. También hay un perro alado con collar. Y unos soberbios bicéfalos, híbridos de águila y cuadrúpedo.

 

 

Pasamos a las figuras de demonios, algunos de ellos con características muy originales y peculiares, además de las propias de esta tipología: cabezas de perro o de cerdo, grandes colas de serpiente en espiral, escamas, alas membranosas ―algunas decoradas con cabezas de águila―, caras con protuberancias y colgajos, largos colmillos que tocan la parte inferior de la boca con gesto feroz, crestas frontales hasta la nariz, etc.

 

 

Asimismo, hay varios antropomorfos. Algunos con cuerpo tipo anfibio o reptil, patas delanteras y traseras cortas, y rostro humano.

 

 

La temática de las gárgolas de la catedral segoviana es variada, y la labra es excelente, con detallismo y expresividad en algunas figuras, con gestos de fiereza y caras grotescas e incluso terroríficas.

Arquitectos y escultores insignes nos han dejado catedrales grandiosas con sus fachadas, sus pináculos, sus portadas y, por supuesto, sus fascinantes gárgolas.

Las gárgolas de la catedral de Segovia son un magnífico ejemplo de singularidad e imaginación artística.

 

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Bibliografía consultada   

CHUECA GOITIA, F., Historia de la Arquitectura Española. Edad Antigua y Edad Media, Edición Facsímil de la de 1964, Ávila, Fundación Cultural Santa Teresa, 2001.

PÉREZ MONZÓN, O., Catedrales góticas, Madrid, Ediciones Jaguar, S. A. Catedrales de España, 2003.

 

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