La entrada de hoy está dedicada al conjunto de gárgolas más impactante que nos hemos encontrado jamás en nuestros viajes.
Nos referimos, nada más y nada menos, que a las gárgolas de la Lonja de la Seda de Valencia.
Este edificio civil ya es en sí una belleza arquitectónica, pero sus gárgolas y numerosas quimeras que decoran sus muros es un añadido aún más extraordinario y llamativo.
La construcción se inició a finales del siglo XV, siguiendo los criterios del gótico tardío. Es emblema de la riqueza comercial de la Edad Media y la importancia de la burguesía valenciana. Actualmente es Patrimonio de la Humanidad.
Una exploración de las gárgolas de la Lonja: Simbolismo y audacia en altura
Algunas de las gárgolas son de finales del siglo XV y principios del XVI, pero otras son neogóticas. Entre sus artistas destacan a Pere Compte, Johan Corbera, Alfonso de Leo, José Aixa y Antonio Ferrer Gómez.
Todas son asombrosas y merece la pena ir describiendo cada una de ellas, por la cantidad de detalles y elementos inusuales y sorprendentes, y por la magnífica labra que poseen.
Empezamos con una gárgola que representa un dragón. Tiene la cara deteriorada, pero podemos ver claramente el cuerpo dragontino y las enormes alas.
Un ángel con una rodilla apoyada en el suelo, con pupilas y cabello rizado y tocando una guitarra tipo morisca, parece estar cantando.
También hay un demonio con cuerpo dragontino, alas membranosas, pies palmeados y dientes que asoman, que lleva —podría ser a la fuerza— una pequeña figura adosada a su lado derecho, un hombrecillo salvaje con palo o estaca. El «hombre salvaje» pasó de tener un significado maléfico y lúbrico a ser ejemplo de pureza y unión con la naturaleza, como “buen salvaje”. Es una gárgola de aspecto feroz.
La siguiente es un hombre barbado, orante y con filacteria en las manos, que sobresale de las fauces de un animal marino; una posible referencia bíblica a Jonás y la ballena.
Un león agarra con fuerza el cuerpo de una criaturilla, aparentemente un pequeño reptil. Esta gárgola podría tener un significado cristológico: león (Cristo) que vence al reptil (demonio).
La siguiente es realmente insólita. Se trata de la figura de un monje que muestra parte de los muslos y que se está tocando el sexo con una mano. Asimismo lleva en el lado izquierdo de su cabeza la figura adosada de un niño desnudo. Podría tener un significado sexual o relacionado con la lujuria. En las gárgolas vemos a veces figuras que representan los vicios y pecados del clero, como en otras representaciones del arte marginal (canecillos, ménsulas, manuscritos, etc.).
También tenemos un hombre con casco, posiblemente un guerrero, que porta una vasija de la que sobresale una criatura a la que agarra con fuerza por el cuello; también parece un caracol. Está deteriorada, pero es asimismo una gárgola muy peculiar.
Un demonio con cabeza de macho cabrío (cuernos, perilla), alas membranosas, cuerpo dragontino y unas enormes ubres, quizá con un sentido sexual ya que éstas semejan senos de mujer, tiene patas traseras con una forma peculiar, ya que parece tener adosada, en el lateral izquierdo, una figurilla antropomorfa, desnuda, acurrucada y con dobles pezuñas. Es una gárgola de connotación claramente demoníaca.
Asimismo, vemos un simio encadenado que lleva un tambor que parece dispuesto a tocar con la baqueta que sostiene en una mano. Es una figura muy expresiva. El mono o simio, cuando se muestra encadenado, se relaciona con la idea del pecado conquistado por la fe y la virtud.
Un demonio antropomorfo, vestido con camisa corta, grandes orejas y enormes dedos, sostiene un lagarto con ambas manos. El gesto es inquietante y de aspecto grotesco, parece sonreír.
La siguiente es una mujer con vestimenta larga que apoya la rodilla izquierda en el suelo, mientras que en la rodilla derecha vemos sentado un mono que la mujer sostiene con sus manos. Las facciones parecen de una mujer envejecida, o tipo bruja. La figura del mono ha sido utilizada para simbolizar el pecado, la malicia, la astucia y la lujuria. También es emblema del alma perezosa del hombre. El mono además simboliza al diablo, que a veces aparece representado con la forma de un simio.
También hay dos demonios: uno con cola de serpiente, alas membranosas, perilla, grandes orejas y dobles pezuñas; y otro semejante con largos cuernos hacia atrás y cresta frontal. Las cabezas son de aspecto monstruoso.
Seguimos con una de las gárgolas más famosas de la lonja. Es la mujer desnuda que aparece tocándose el sexo, una imagen muy explícita y atrevida, incluso podríamos decir irreverente. La cabeza es muy peculiar, con el cabello sogueado y los ojos enormes y saltones. Es una gárgola soberbia e impactante, de connotación sexual y relacionada con la lujuria. En Valencia la prostitución estaba notoriamente establecida y era uno de los lugares con más prostíbulos del Mediterráneo, sobre todo en el siglo XV y en el centro de la ciudad. La existencia de estas gárgolas de contenido sexual y vinculadas al vicio y al pecado de la lujuria, podría estar relacionada quizás a esa cercanía con los burdeles.
También vemos la imagen de un hombre barbado, aparentemente un hombre salvaje, con cabello largo y lacio, que sujeta un jarrón entre sus manos. El pelo del cuerpo tiene asimismo aspecto de escamas.
Un demonio con cuernos hacia atrás, ojos huecos de aspecto fantasmal y largos colmillos, porta dos niños desnudos, uno en cada flanco. Podría ser una referencia al demonio llevándose dos almas pecadoras.
Un animal con aspecto de ave (alas, plumaje, penacho) lleva un tocado con bolas de adorno, un elemento que le da una apariencia antropomorfa, y una filacteria en el pico aparentemente roto.
La siguiente gárgola es impresionante e inquietante. Vemos la figura de un monje, de rostro grotesco, que sujeta un animal de aspecto demoníaco con dobles pezuñas y morro largo con dientes que sobresalen, un animal que también podría ser una alusión al pecado.
Un hombre con corona, cetro y escudo, con larga vestimenta y una rodilla apoyada en el suelo, resulta una imagen grotesca por la gran boca con dos dientes que asoman; una posible imagen sarcástica de la monarquía.
También vemos un doccione: una figura humana, con larga vestimenta, que levanta sobre su cabeza aparentemente un niño por su tamaño, desnudo y mostrando el ano; una gárgola realmente singular y chocante.
Un hombre barbado, con tocado y vestimenta antiguos, abre las fauces de un león; es una imagen que podría hacer referencia a la figura de Sansón.
Otro simio encadenado agarra la figura desnuda de un niño. Su significado es equívoco ya que el niño parece sostenerse con las manos de la boca del animal, aunque también podría éste tener intención de devorarlo.
Un hombre salvaje sujeta la figura de un animal, tipo reptil y de aspecto demoníaco, que se enrosca con la cola a una de las muñecas del hombre.
La siguiente gárgola es otra de las gárgolas extravagantes de la lonja. También de clara connotación sexual, muestra la imagen de un ángel, en este caso del demonio como ángel caído con sus alas membranosas, que introduce su pene en una jarra. Es una imagen desconcertante.
Un fantástico grifo es la siguiente gárgola. La talla del plumaje de este animal mitológico, mitad águila y mitad león, es magnífica.
Un hombre, de rostro grotesco, es atacado por un animal demoníaco. El animal, con orejas puntiagudas y cuello membranoso, muerde el brazo derecho dislocado del hombre. También podría hacer referencia a un pecador siendo atacado por sus faltas.
Un águila soberbia aparece sobre un demonio con grandes fauces, alas de quiróptero y cuerpo escamoso. El águila, como animal cristológico, se muestra triunfante sobre la figura del demonio; una posible referencia a la lucha entre el bien y el mal.
La última gárgola es excepcional. Un demonio tipo gastrocéfalo con segunda cabeza demoníaca con aspecto de máscara que sobresale del vientre, con rostros en los muslos —una característica que aparece en algunas representaciones de demonios y que las hace más temibles—, manos humanas, cuerpo escamoso, alas membranosas, cuernos, orejas puntiagudas y grandes colmillos, sostiene un reptil a modo de cría. Es una figura extraordinaria e impresionante.
Una mezcla de factores y connotaciones caracterizan las gárgolas de la Lonja de Valencia. La variedad iconográfica es increíble y sus figuras están repletas de detalles misteriosos y de una imaginación desbordante y una labra soberbia. Algunas son de connotación claramente sexual, quizá, como hemos dicho antes, debido a la afluencia de burdeles próximos que existían en la época, o bien como una provocación para los transeúntes que paseaban y se quedaban asombrados ante esas imágenes desvergonzadas hasta lo irreverente. Otras muestran posibles pecadores, lucha entre el bien y el mal, incluso algunas referencias bíblicas. Gárgolas descaradas, sarcásticas, grotescas, desmedidas, expresivas, terroríficas y, sobre todo, de una belleza escultórica sin igual. Un patrimonio artístico digno de admirar.
Doctora en Historia del Arte e Investigadora especializada en el estudio de las gárgolas.
Soy Dolores Herrero Ferrio y mi Tesis, Aproximación al estudio de las gárgolas de las catedrales góticas de Castilla y León, está dedicada al estudio de estas fascinantes figuras.
Si te gustan las gárgolas y la historia del arte, te gustará también mi libro, «La gárgola y su iconografía», un libro que he escrito con todo mi cariño para personas interesadas en conocer el mundo de las gárgolas.
He creado mi propia Enciclopedia de Gárgolas, una Gargopedia para compartirla con vosotros, donde vais a descubrir todos los secretos y maravillas de estas enigmáticas esculturas.
Espero que disfrutéis de esta Gargopedia tanto como yo he disfrutado creándola, y recordad que cada gárgola tiene una historia que contar, y aquí las descubriréis todas.