Las gárgolas que miran al mar

 

En la entrada de hoy queremos mostraros unas gárgolas únicas y excepcionales, situadas además en un lugar privilegiado.

Nos estamos refiriendo a las gárgolas de la Catedral de Palma de Mallorca, una joya de nuestro patrimonio, y primera entrada del blog sobre las gárgolas de las islas Baleares.

Elevada sobre una mezquita, la catedral de Santa María se comenzó hacia 1300. El soberbio edificio causa impacto por su belleza, con su impresionante silueta que semeja una fortaleza. Sin duda, es una de las catedrales más bellas de nuestro país.

 

 

 

Las gárgolas son extraordinarias. Destaca la variedad estilística y temática, y también la originalidad de algunas de sus muchas figuras.

 

Animal

Entre las figuras de animales vemos algunos perros. Destacamos uno con collar y mostrando los genitales; otro con colmillos y ojos huecos que parecen mirar hacia arriba; o dos muy originales y sorprendentes, uno de ellos con el cuerpo desproporcionado con respecto a la cabeza y de aspecto un tanto demoníaco, y de aire grotesco y casi humorístico el otro.

 

 

 

 

También hay bastantes leones, todos diferentes, lo que aporta una diversidad estilística muy interesante. Las melenas son magníficas y con una labra excepcional, algunas incluso extravagantes y peculiares. Uno de ellos tiene una melena con forma de mechones de lana, un león que recuerda a algunas imágenes del arte antiguo (Persia, Mesopotamia); otro muestra una melena desmesurada y voluminosa. Asimismo vemos uno de labra más sencilla, esquemática y geométrica, con una melena preciosa en forma de mechones sogueados. Finalmente destacamos un león de melena soberbia y cabeza ladeada mirando hacia abajo, una de las gárgolas de león más bonitas que hemos visto hasta ahora.

 

 

Además, podemos ver dos carneros y un ave muy peculiar y de labra minuciosa.

 

 

Monstruo animal

En cuanto a los monstruos animales o híbridos compuestos de diversas partes de animales, destacamos un fabuloso carnero alado con los cuernos decorados, de estilo más moderno.

 

 

Humano

Las gárgolas humanas son variadas. Hay un hombre, aparentemente desnudo, de rodillas con las manos apoyadas en los muslos, de gran expresividad y aspecto fantasmal, y de labra aparentemente tosca por su piedra granulosa e irregular, una figura impresionante y expresionista. También hay un hombre sedente, con las manos apoyadas en las rodillas y con vestimenta larga, una gárgola igualmente de piedra rugosa y gesto expresivo. Finalmente tenemos un doccione, un hombre desnudo, con una rodilla apoyada en el suelo, que porta una vasija en su hombro. Como ya vimos en una entrada anterior, los doccioni son gárgolas que portan un objeto o criatura por donde cae el agua.

 

 

 

Antropomorfo

Dentro de la tipología de los antropomorfos, hay unas gárgolas distintas y singulares que se distinguen por sus cabezas con aspecto de green man. Son alados, con posiciones y rostros humanos, uno de ellos mostrando los genitales, y, como hemos dicho, muy particulares. Otro antropomorfo, totalmente diferente y de estilo moderno, tiene cabeza de hombre barbado y alas; está en cuclillas y se lleva los brazos hacia la cabeza ―aunque también parecen insertados en el cuerpo― con gesto expresivo (doliente).

 

 

Demonio

Entre los demonios, destacamos uno con cabeza de perro o lobo, alas membranosas y costillas marcadas; está en posición rampante y posee una labra geométrica y de estilo moderno. También hay uno extraordinario, con cuerpo de cuadrúpedo de aspecto dragontino, pezuñas, senos de mujer, hoja en los genitales y cabeza tipo anfibio, una gárgola verdaderamente impresionante; u otro alado, con tráquea saliente y de aspecto grotesco. El último es un demonio antropomorfo, con rostro humano, alas de murciélago y garras enormes, una figura impactante.

 

 

Dos de los pináculos poseen unas gárgolas y quimeras muy interesantes por su originalidad. Se trata de figuras diversas en cuanto a la tipología, ya que hay animales (ave, león, perro) e híbridos, y con un estilo único y muy curioso por sus ojos, muy separados y desorbitados, y las alas hacia arriba de algunas de ellas.

 

 

Dejamos para el final unas gárgolas que, cuando llegamos a la catedral, llamaron en seguida nuestra atención por su belleza. Nos referimos a los maravillosos ángeles doccioni de la catedral palmesana. Si ya es difícil encontrar gárgolas decoradas con figuras de ángeles ―recordemos el bellísimo ángel de la catedral de Vitoria―, aún es más asombroso que también sean doccioni. Las vestimentas con sus plegados, las alas (algunas con dibujo espigado), los rostros y cabellos, y los gestos y expresiones son dignos de contemplar y admirar.

 

 

 

 

Como hemos señalado al inicio, las gárgolas de la catedral son todas extraordinarias. Su variedad formal y tipológica, originalidad, expresividad, plasticidad y las labras singulares (geométrica, esquemática, con cuerpos desproporcionados, etc.) que rememoran otros estilos artísticos y épocas (antigüedad, expresionismo, modernidad), las convierte en gárgolas únicas y bellísimas.

Cuando visitas la ciudad de Palma, la primera visión de la catedral conmociona por sus dimensiones y belleza. Tuvimos la fortuna de poder subirnos a las terrazas, gracias a la amabilidad de los responsables y personal de la catedral. Y hemos de decir que es difícil describir la impresión que produce la visión de la catedral desde arriba. Ver sus arbotantes, las gárgolas de los pináculos que no se ven desde la vía pública, o uno de sus exuberantes rosetones. Es una experiencia increíble que merece la pena.

Pero aún es más conmovedor, si cabe, ver toda la ciudad desde las zonas más altas de la catedral. Estar allá arriba nos permitió disfrutar y admirar el paisaje y la arquitectura palmesana. Y, cuando nos paramos a observar sus gárgolas desde lo alto, nos embargó la emoción, porque inmediatamente pensamos: “son gárgolas que miran al mar”.

 

 

 

 

Bibliografía consultada

VV. AA., El Gótico. Arquitectura. Escultura. Pintura, trad.: J. García Pelegrín y P. de la Riestra, Colonia, Könemann Verlagsgesellschaft mbH, 1998.